miércoles, 29 de febrero de 2012

Shhh

Ven, ayúdame a crear una melodía, usemos como partitura tus sábanas. Que exprese como sueño entre ellas. Que narren como entre ellas puedo creer que vuelo, y que cuando caiga y me rompa algo, tú me des un beso y me cures de todo mal, alejes de mi mis miedos.


Escribamos un cuento en el que no hay final feliz...ni triste, un cuento en el que no haya final.Tú serás mi princesa, pero ya sabes que a mi nunca me ha gustado ser un príncipe azul, prefiero ser el chico ese de pueblo. Aunque si podríamos quedarnos con la parte de comer perdices y vivir felices, si quieres claro.


viernes, 24 de febrero de 2012

Marchitando ocasos.

Ver quemar la Luna en soleares para sentir como se derriten los amaneceres.

Sentir la sangre fluir en manantiales por las heridas que he cosido con retales.

Taponar los sentimientos con guijarros salidos de las noches de mil llantos.

Que las lágrimas se evaporen en las mejillas que tantos besos tuyos extrañan.

Ansiar que las palabras saquen los puñales que los hechos clavan entre sábanas de seda.

Huir de la paciencia en su hedor a putrefacción fresca de errores agradables.

Cansado de ser lo que no es,de pretender finales felices con trayectos fáciles.


Marchitando ocasos.

miércoles, 1 de febrero de 2012

16 de Octubre de 1985

Pensé sobre la historia de Moloch, en el camino al cementerio. Podrían ser todo mentiras. Podría ser un plan de venganza pensado durante su década en prisión. Pero si es cierto, entonces ¿qué? Esa referencia a una isla. También al Dr. Manhattan. ¿Podría estar de alguna forma en peligro? Demasiadas preguntas. No importa. Respuestas pronto. Nada es insoluble. Nada es sin esperanza. No mientras haya vida.

En el cementerio, todas las cruces blancas están en filas, marcas de yeso en una gigantesca pizarra. Ofrezco mis últimos respetos silenciosamente.

Edward Morgan Blake. Nacido en 1924. Cuarenta y cinco años. Un comediante, muerto en 1985, enterrado en la lluvia. ¿Es eso lo que nos sucede? Una vida de conflicto, sin tiempo para los amigos. Así cuando todo acaba, sólo nuestros enemigos dejan rosas. Vidas violentas, con finales violentos. Dólar Bill, la Silueta, el Capitán Metrópolis...nunca morimos en la cama. No está permitido.
Algo en nuestras personalidades, tal vez una urgencia animal para luchar, que nos hace lo que somos. No importante. Hacemos lo que tenemos que hacer. Otros entierran sus cabezas entre los hinchados pezones de la indulgencia y la gratificación, cerditos arrastrándose hacia una marrana buscando cobijo...
...pero no hay cobijo...y el futuro solloza como un tren expreso...

Blake entendió. Lo trató como una broma. Pero entendió. Vio los chasquidos de la sociedad, vio a los pequeños hombres enmascarados tratando de aguantar juntos...
Vio el verdadero rostro del siglo veinte y escogió convertirse en un reflejo, en una parodia. Nadie comprendió la broma. Por eso era tan solitario.

Conozco un chiste: Un hombre va a l doctor. Dice que está deprimido, dice que la vida le parece cruel. Dice que se siente solo en un mundo amenazador en el que todo es vago e incierto. El doctor dice:”El tratamiento es simple. El gran payaso Pagliacci está en la ciudad esta noche. Vaya a verle. Eso le animará”. El hombre estalla en lágrimas...dice: “pero, doctor...yo soy Pagliacci.”.
Buen chiste. Todos ríen. Redoble de tambores. Cortinas.