miércoles, 4 de enero de 2012

Odio.

Odio como has hecho que mis sentimientos estén a flor de piel cada día nada más levantarme. Incluso que estén latentes en sueños habiendo sustituido a mis ‘’pesadillas’’ sobre la nada. Odio como ya no puedo ver películas sin que conecte con el personaje haciendo que entienda sus emociones y sentimientos. Odio no poder ver películas románticas y pensar que soy ‘’un tipo duro’’ y que jamás me enamoraría. Odio querer a alguien tanto que habiéndole dicho adiós hace cinco minutos le empiece a echar de menos. Odio como alguien me ha hecho ver como soy en realidad. Odio que me hayas convertido de nuevo en aquel chico tan ñoño que creía en el amor y al que le encantaba recibir mimos y caricias. Odio haber dejado atrás a aquel caballero de impenetrable armadura que se jactaba de que nada en este mundo podía afectarle, me di cuenta de que no soy tan fuerte como creía ser (pero no se lo digas a nadie). Odio como me has hecho sentir que estoy vivo, que soy feliz. Odio no querer separarme de ti.

P.d. ¿Sabes que? Esto lo has provocado tú. Puede que no lo odie tanto.

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