martes, 11 de diciembre de 2012


La paz invade hasta la última célula. La luz se vuelve más cálida, el frío pasa a un segundo plano aunque caiga la nieve aquí dentro. La tormenta espera. Tú fuiste la primera, no serías la última. Lo que la corriente se lleva nunca lo podemos reemplazar. Y así como el dolor se abrió camino a puñaladas también lo hizo la autorrealización. Nunca vengas a casa, pero las noches que nos quedamos despiertos mirando al techo estrellado, pidiendo respuesta esperando sin esperanza. Si es cierto que el amor puede cambiar el rumbo del destino, estas noches moveré montañas.

Como una carta en mitad de la noche por debajo de la puerta, malas noticias. Puñaladas recorren todo mi cuerpo con impactos que se sienten desde dentro. Así que mira hacia el río que todo se llevó, llena tus bolsillos de piedras, lánzate a la corriente, pon tus brazos alrededor de mi y no me sueltes jamás.

No son los años en tu vida, sino la vida en tus años lo que marca la diferencia. Alma vieja por lo que dicen, el día que se pierde es el día que se lamenta. Ahora en las aguas que te acogen, tu ausencia en el despertar se marcha. Sigue a tu corazón a la corriente, rindete al peso de este mundo, y te llevaré lejos.


P.d. Como echaba de menos escribir.

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